sábado, 19 de abril de 2008

HISTORIA DE LA FABRICA y LA FAMILIA DANIELE

HISTORIA DE LA FABRICA y LA FAMILIA DANIELE

La fábrica “Daniele” no significó sólo un emprendimiento empresario de carácter privado-familiar. Si bien marcó un hito en el crecimiento económico de Porteña, fue motor de desarrollo en lo económico, social, cultural, educativo y demográfico.

En estos cuatro últimos aspectos su rol fue decisivo. Más de cien empleados (en su más próspero momento), lo que significaban cien familias, se vieron beneficiados con el emprendimiento.

La fábrica significó un ambiente de inclusión social e interacción humana, de amistad, de igualdad, y trabajo digno para ellos, sirviendo los sueldos a todas esas familias para edificar su propia o primera vivienda, satisfacer las necesidades básicas de todo el grupo familiar y sostener el estudio de cientos de hijos.

La fábrica dio la posibilidad e inculcó la necesidad de la educación a los hijos de aquellos trabajadores, surgiendo así los primeros colegios secundarios de la localidad, los que siempre contaron con el apoyo económico de la empresa.

En torno a sus instalaciones se fue consolidando el crecimiento demográfico y la edificación urbana, el proceso más importante luego del de la fundación de la localidad.

La fábrica también propulsó y financió infinidad de proyectos comunitarios, tales como los dos torneos internacionales de atletismo desarrollados en Porteña y las torres que hoy siguen iluminando la cancha de fútbol de P.A.C.y D.; fue el broche de oro en casi 30 exposiciones en la Fiesta Provincial del Agro de nuestra localidad, participó en otras tantas en el interior de la Argentina y en el exterior (Bogotá 1986). Apoyó, en síntesis, a todas las instituciones del medio.

Como hecho destacado, me gustaría remarcar el profundo sentimiento de pertenencia de todos quienes pasaron por la fábrica para con su lugar de trabajo. Los talleres además de ser testigos de la fabricación de cosechadoras, también lo eran de alegrías, anhelos, proyectos, éxitos y tristezas particulares que se compartían a diario en las charlas de trabajadores, entre los cuales “los Daniele” eran uno más. Ese fue el cariño por “la fábrica” que ellos supieron inculcar a sus hijos, nietos, y bisnietos y que hoy persiste en toda familia porteñense.

La inconfundible sirena, marcó durante 60 años ininterrumpidos el ritmo de vida de las familias de Porteña: marcó el fin del descanso, el comienzo de las mañanas y el transitar de cientos de bicicletas que se dirigían a los galpones; la hora del almuerzo, el fin de las siestas, y la vuelta a casa del trabajo...marcó también cada año nuevo que se iniciaba, y esto, yo sí lo conservo como un hermoso recuerdo de mi infancia.

Por todo esto, hoy quiero rescatar:

En primer lugar, el trabajo de ese centenar de hombres que, en los talleres, fabricaron esas cosechadoras que luego llevaron el nombre de “Porteña” a lo largo y a lo ancho de todo nuestro país y algunos países de latinoamérica...

En segundo lugar, rescato el mensaje que Simón, Esteban y Francisco Daniele, y sus hijos: Juan (más conocido como “yanchit”), Bartolo, Enrique, Juan (alias “yangros”), Ángel, Pedro (alias “petraca”), Américo, Ubaldo (más conocido como “baldín”), Alfonso (conocido como “el chocho”) y Ceferino, nos dejan para este presente y el futuro: el mensaje de la creatividad, del desafío, de la perseverancia, del esfuerzo y la dedicación...En tiempos donde la clase política dirigente, los empresarios y las personas que ocupan lugares decisivos, privilegian el interés y las ambiciones particulares por sobre el bien común, esos hombres que acabo de mencionar, nos dejan otro totalmente opuesto: que el éxito y el reconocimiento sólo se logra subordinando los intereses personales y privilegiando los de la comunidad. Ese reto fue seguido en el momento más crítico de la empresa (allá por fines de los años 80), cuando la familia Daniele arbitró todos los medios a su alcance para evitar el cierre total y los despidos, desechando todo interés personal de lucro, conservación de riqueza u ostentación, en pos de velar por la continuidad de la fábrica. Lo reivindico como un gesto altruista; hoy ante una situación crítica similar ningún hombre de negocios dudaría en desviar fondos, adquirir bienes personales u ocultar beneficios para asegurarse su patrimonio. No fue esa justamente la actitud de “los Daniele”. Se luchó, y mucho...Son de público conocimiento cuántas puertas les fueron cerradas a nuestros abuelos y tíos y quiénes pecaron por omisión en su lucha por reflotar la empresa, cuánto peregrinaron por los despachos de la gobernación provincial y de funcionarios nacionales en búsqueda de ayuda que nadie otorgó.

Esta actitud noble, ese don de gente de bien, de “señores”, junto a los valores y la sabiduría que supieron transmitirnos, entre ellos la humildad, es lo que hace que hoy mi tío Ubaldo “Baldín” y mi abuelo Ceferino, últimos protagonistas de esa generación, caminen serenos y con la frente bien alta por las calles de Porteña, conversando con todos, recibiendo manifestaciones de afecto, riéndose, contando con alguien algún chiste en piemontés, seguros y convencidos que la tarea, más allá de los abatares, fue cumplida.

A ellos. A sus esposas que acompañaron el trabajo de los hombres pero desde el hogar criando y educando a los hijos. A las hijas mujeres de los fundadores que si bien no participaron en el área directiva de la empresa, también fue de ellas. A los empleados. A los que están y a los que ya se fueron, nuestro más profundo reconocimientos como nietos y bisnietos.

Dr. Pablo César Mortarotti
(Bisnieto de Francisco Daniele. Nieto de Ceferino Mateo Daniele. Hijo de Nora Margarita Daniele)

Porteña, (Cba.), 13 de julio de 2007.

La historia de la familia que dio origen a la Fábrica Daniele se inició aproximadamente en el año 1880 cuando Juan Daniele y su esposa, Margarita Bertinotti, llegaron desde Italia para comenzar una nueva vida en nuestro país. Junto a ellos, llegó su pequeño hijo, Ángel. Ya en Argentina, se asentaron en Cabaña del Cisne (cerca de la localidad de Sunchales). Allí nacieron los otros hijos del matrimonio: Simón, Esteban, Antonio, Francisco, Margarita, Clara, María y Melania.

En el año 1900, la familia Daniele decidió trasladarse a la provincia de Córdoba, más precisamente a la zona rural de la localidad de Seeber, siguiendo el deseo de Juan de buscar y encontrar un nuevo horizonte, progreso y bienestar para toda la familia. Allí pudieron alquilar algunas hectáreas de campo para dedicarse a la tarea agrícola.

En el año 1924 se trasladaron todos al pueblo de Seeber. Simón, Esteban y Francisco decidieron incursionar en una nueva actividad: la fabricación de maquinarias. Quizás lo habían imaginado en sus años de juventud, entre una trilla y otra, en las horas de descanso. Quizás esto era un sueño, un desafío... Tal vez fue una mezcla de todas estas cosas lo que permitió que los tres dejaran aflorar sus ideas y pusieran en práctica sus habilidades para los trabajos de herrería y mecánica.

En Seeber, ya existía una rudimentaria fábrica de implementos agrícolas, Fiorito SRL, la cual fabricaba una cosechadora de arrastre tracción a sangre que llevaba ese mismo nombre pero que necesitaba una reforma. Simón fue quien se encargó de planificar y poner en práctica la reforma. De esta manera, la máquina pasó a llamarse Fiorito Sistema Daniele.

Como siempre lo recuerda mi abuelo Ceferino, la primera cosechadora que fabricaron en Seeber fue vendida a la familia Blangino (amigos de la familia Daniele). Debido a que los Blangino decidieron mudarse a Colonia Tirolesa unos años después de la compra, se llevaron la máquina en un tren que pasaba por Seeber.

Otro recuerdo que puedo rescatar de las entrevistas que realicé a mi abuelo a lo largo de la producción de este trabajo es que Simón, en sus momentos de descanso, imaginaba modelos de máquinas, las dibujaba en las paredes de su dormitorio y, por las mañanas, plasmaba esas ideas en hojas de papel. Luego, realizaba todos los cálculos que le eran necesarios para la futura fabricación de las mismas.

A principios del año 1934, debido a problemas económicos, la primera fábrica de maquinarias que había surgido en Seeber dejó de funcionar. Simón y Francisco se trasladaron a San Francisco, donde realizaron tareas para la industria Miretti. En agosto de ese mismo año, decidieron regresar, pero no a Seeber, sino asentarse en la localidad de Porteña. Un mes después, Esteban arribó a Porteña con su familia y se unió al proyecto de sus otros dos hermanos. Primeramente comenzaron a trabajar en un taller cuyas instalaciones fueron alquiladas al Sr. M. Bianciotti, ubicadas en Bv. 25 de Mayo esq. José Ingenieros (hoy Tamagnini Hnos.). Allí montaron lo necesario para realizar trabajos de tornería, soldadura y reparación de implementos y máquinas importadas.

A fines del año 1935, los hermanos Daniele compraron un pequeño terreno al Señor Bernardino Biglia. Así quedó establecida la Sociedad JS Daniele y Cia. La pequeña fábrica creció hasta abarcar la manzana completa (determinada por las calles Av. Simón Daniele, Rivadavia, Lavarello y Roque Sáenz Peña). Mientras continuaban con las reparaciones de maquinarias importadas, comenzaron a diseñar técnicamente sus propios modelos de máquinas.

De esta manera, la fábrica Daniele se convirtió en una de las más importantes de la Argentina. Sus maquinarias nos representaron en todo el país, como así también en los países latinoamericanos a los cuales se exportaba.

En tiempos en los que la fábrica había ganado importancia y reconocimiento, una situación crítica desestabilizó la producción. Durante la dictadura militar (1976-1981), la conducción económica de Martínez de Hoz con su política de “deslealtad” hacia las industrias nacionales hizo que JS Daniele entrara en una etapa de decadencia. Nunca más se recuperó la capacidad de producción. Por este motivo, en 1988, se produjo el cambio de la firma empresaria y así surgió la última etapa de la historia de la fábrica Daniele.

Síntesis Capítulos III y IV, Trabajo de Investigación sobre la Familia Daniele “Remembranzas de mi historia familiar”. María Leticia Mortarotti (bisnieta de Francisco Daniele; nieta de Ceferino Mateo Daniele; hija de Nora Margarita Daniele).

extraido de : http://www.porweb.com.ar/museo.html

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Quienes estudiaron en el colegio Don Bosco de Rosario en los años 1957, 1958...?


Unknown dijo...

Buenas tardes,estoy recabando informacion sobre mi abuela Magdalena Rosa Daniele,hija de Angel Daniele y Margarita Piano o Piagno de acuerdo a difrrentes documentos que poseo.me gustaria armar un poco mi historia,nunca conoci familia de su parte ya que ella vivio muchos años en Bs.As.y murio aqui,si pudiera ayudarme a armar mi histria se lo voy a agradecer. Mi nombre es Graciela Jurnet.le dejo mi mail si puede contactarse conmigo gnjurnet@gmail.com.desde ya muchas gracias!!!